Tiempo pasado fue mejor
Ayer fue el día de San Valentin y como muchos no celebre esta fecha. Básicamente porque no hay con quien celebrarla, aunque la verdad sea dicha si que recibí un regalo. Un regalo platónico.
No sé como volvió alguien del pasado a mi presente pero no de una manera física (bueno en su caso sería virtual) sino en recuerdos y en sueños. A veces, el corazón y la cabeza se empeñan en recordar momentos que están mejor dormidos. Momentos que a veces son agradables de recordar y otros momentos nos apenan.
Sigo sin saber como sus recuerdos y sus palabras empezaron a trepar desde el rincón donde se encuentran y de repente al viajar a Canarias todo volvió a venirme a la mente.
Charlas, relatos, momentos vividos con él pero sin él, volvieron a mi mente sin poder hacer nada, tanto treparon hasta que en mis sueños se colaron.
Es hora de cerrar esa puerta, es hora que los recuerdos no surjan más. Él con su vida sigue y yo con la mía ando. Los dos separados por el infranqueable muro virtual que ninguno fue capaz de trepar o derribar en el momento preciso.
Ahora, es momento que todo aquello se quede en el mundo virtual.
Tal vez, algún día en el 3027 recordemos nuestras charlas por el messenger o nuestras conversaciones por teléfono más ahora es momento de cerrar la puerta de este pasado que no se convertirá ni en presente ni en futuro.
No sé como volvió alguien del pasado a mi presente pero no de una manera física (bueno en su caso sería virtual) sino en recuerdos y en sueños. A veces, el corazón y la cabeza se empeñan en recordar momentos que están mejor dormidos. Momentos que a veces son agradables de recordar y otros momentos nos apenan.
Sigo sin saber como sus recuerdos y sus palabras empezaron a trepar desde el rincón donde se encuentran y de repente al viajar a Canarias todo volvió a venirme a la mente.
Charlas, relatos, momentos vividos con él pero sin él, volvieron a mi mente sin poder hacer nada, tanto treparon hasta que en mis sueños se colaron.
Es hora de cerrar esa puerta, es hora que los recuerdos no surjan más. Él con su vida sigue y yo con la mía ando. Los dos separados por el infranqueable muro virtual que ninguno fue capaz de trepar o derribar en el momento preciso.
Ahora, es momento que todo aquello se quede en el mundo virtual.
Tal vez, algún día en el 3027 recordemos nuestras charlas por el messenger o nuestras conversaciones por teléfono más ahora es momento de cerrar la puerta de este pasado que no se convertirá ni en presente ni en futuro.
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